miércoles, 17 de febrero de 2010

“AL FONDO DEL VASO”, primer parto de Carol Bret

Las frases manidas, las conductas estereotipadas, las posturas correctas, el tono adecuado, las buenas compañías, los pensamientos amaestrados, la obediencia debida y la bendita educación son las losas que van llenando el vaso de miseria hasta que ésta se desborda y como los lamparones que, tras un descuido, viajan de las tapas al abrigo, evidencian lo que somos: los miedos y ñoñeces que, arengados por la costumbre, la farsa, la hipocresía y la ignorancia, se amarran a nuestra esencia como lapas. Temiendo que nos juzguen y destierren al olvido, nos consumimos en nuestras limitaciones, siempre presas de ese miedo a mear fuera del tiesto. Tal inhibición y retención provoca multitud de forúnculos con los que se convive hasta la muerte, adaptándose a la protuberancia de tal manera que de nuestra esencia no quedan ni las raspas.
Hay que ir al fondo del vaso para asaltar las verdades que nos duelen, los complejos que nos atan, las frustraciones que nos limitan. Hay que descerrajar la herida hasta que sangre, contemplarse en el espejo sabiéndose imperfecto y no alquilar mentiras para disfrazarse y conseguir el aplauso ajeno.
Ir hasta el fondo del vaso, como hace Carol Bret en sus versos, es ir destazando nuestras vidas hasta la médula a través de la ironía y el sarcasmo, sin pelos en la lengua, sin remiendos, son más comprensión y lucidez que misericordia o compasión. La audacia de una mujer visceral que se sabe segura y dueña de sus pensamientos pero no inflexible, enarbola un alma bursátil donde la pasión y la razón arremeten contra el vicio de la costumbre.
Carol Bret y su libro, AL FONDO DEL VASO, constituyen una arañazo en la vida cotidiana, aséptica, inodora, insípida y ordenada, un desfile de cucarachas levantando ampollas en el mármol o trashumando por el inodoro sin licencia, un devaneo erótico con la gramática, un rastreo escrutador por nuestra existencia, domesticada por un catecismo de cloaca que nos convierte en borregos fácilmente manejables.
Carol Bret encarna la frescura, el despropósito, la belleza del insulto, el guiño en el espejo, el sarcasmo del reloj que nos muestra las arrugas. Carol Bret arremete, como una turbulencia, contra los paisajes establecidos, desgarra los principios con los que justificamos nuestras conductas y reclama el derecho a equivocarse.
Al fondo del vaso, un libro que nos desnuda y Carol Bret, una mujer a la que la vida le ha enseñado que vivir sin pasión es sólo sobrevivir.
Ana Cristina Pastrana


Presentaremos el libro el próximo viernes, 26, en la Obra Social de Caja España de Ponferrada a las 20.00 horas.

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